El viajero paralelo…
Ella:
¿Qué haces?
El: Nada, juego con una pelota jaja... Te extraño.
Ella: Yo también, quiero verte. ¿Qué tan lejos está Roma de Madrid?
El: Hmmm, no sé. Tengo una idea, pero dirás que estoy loco.
Ella: ¿Qué idea?
El: No cuelgues, voy a cambiarme y a empacar algo de ropa.
Ella: ¡¿Qué?! ¿Ropa para qué? ¿De qué hablas?
El: Te necesito; necesito verte.
Ella: Estás demente jajaja, no eres capáz.
El: ¿Bromeas? Lo haré, pero tienes que hablarme todo el camino.
El: Nada, juego con una pelota jaja... Te extraño.
Ella: Yo también, quiero verte. ¿Qué tan lejos está Roma de Madrid?
El: Hmmm, no sé. Tengo una idea, pero dirás que estoy loco.
Ella: ¿Qué idea?
El: No cuelgues, voy a cambiarme y a empacar algo de ropa.
Ella: ¡¿Qué?! ¿Ropa para qué? ¿De qué hablas?
El: Te necesito; necesito verte.
Ella: Estás demente jajaja, no eres capáz.
El: ¿Bromeas? Lo haré, pero tienes que hablarme todo el camino.
(Empaca, sale al auto y empieza a conducir)
Ella:
Esto es una locura, aún no te creo capáz.
El: Estoy decidido; ¡si no te veo me volveré loco, lo sé!
El: Estoy decidido; ¡si no te veo me volveré loco, lo sé!
(Se oye un frenazo y cornetas de autos)
El:
¡Sal de mi camino, idiota! ¡Voy a ver al amor de mi vida!
Ella:
¿Qué pasó? ¿Estás bien?
El: Sí,
sólo un imbécil daltónico que no sabe la función de un semáforo.
Ella:
Jajaja. Te amo.
(Él se queda pensativo unos segundos mientras conduce...)
El: Yo
también te amo.
(Llega al terminal y empieza a hablar con la encargada de los boletos)
El:
Señorita, ¿a qué hora sale el primer tren a Madrid?
Ella:
¡¿Es en serio?!
Srita:
Sólo queda un boleto y sale en una hora aproximadamente.
El:
Perfecto; quiero ese boleto.
Ella:
¡Respóndeme! ¡Estás demente!
El:
Shhh. También quieres verme, ¿o no?
Srita:
Aquí está, disfrute el viaje.
El:
Gracias.
Ella:
¡Qué nervios! ¿Cómo me haces esto? Estás loco, Angel.
El: Jajaja.
Así de loco me quieres.
Ella:
¡No! En serio, ¿estás seguro de lo que estás haciendo? ¿Dónde te vas a quedar?
El:
Jajajaja. Rayos, no lo había pensado. ¿Estás en tu computadora?
Ella: No,
pero está cerca, ¿por qué?
El: Consigue
el número de un hotel cercano y me lo pasas, por favor.
Ella:
Hmmm, bueno; ¿cómo llamarás sin colgar? Dijiste que hablaríamos todo el camino.
El:
Existe más de un teléfono en el mundo, mi cielo.
Ella:
Tonto. ¿Tienes para anotar?
El: Sí,
dime.
(Ella le da el número del hotel)
El:
Jaja gracias; ya reservo.
(Él llama y reserva una habitación)
Ella: No
lo puedo creer aún, de verdad.
El:
Cálmate; no es nada comparado con todo lo que yo haría por ti.
Ella:
Cállate, eres un tonto.
El: Te
amo.
Ella: Yo
también te amo.
El:
Estoy aburrido, divierteme mientras espero al maldito tren.
Ella: ¡No
maldigas! Maldita sea.
El:
Jajaja tonta.
Ella:
Estás demasiado demente.
El: ¿No
tienes otra cosa que decirme? Ya sé que estoy demente jajaja.
Ella:
Hmmm, ¿cómo se supone que te divierto?
El: No
sé; creo que ya subiré al tren.
Ella: ¿Te
dejan ir con el teléfono?
El: Eso
espero, dije que hablaríamos todo el camino.
(Entra al tren; por suerte, aun hablando por teléfono)
(Ella ríe con un tono de ironía)
El: ¿De
qué te ries?
Ella: De
nosotros, esto es increíble.
El: Si
no quieres no lo hago.
Ella:
Jajaja estás en el tren, no hay vuelta atrás; además, si quiero y lo sabes.
El:
Jajaja es verdad, igual no pienso dar marcha atrás.
Ella:
¿Qué se supone que le diré a mi mamá?
El: No
sé, tampoco lo había pensado.
Ella: ¿A
quién engañas? Tú no piensas jajaja.
El: Gracias,
yo también te quiero, corazón. (Tono de ironía)
Ella:
Sabes que sí jajaja.
El: Si
no fuera así, no estaría en esta locura.
Ella: Dime
qué ves.
El: Mucha
gente, muchos asientos... (Mira por la ventana.) Hmmm, árboles, más
gente, casas.
Ella:
Quiero estar ahí contigo.
El: Aquí
estarás cuando te secuestre y nos escapemos jaja.
Ella:
¡Sí, claro!
El: Esto
se está moviendo ya.
Ella: Qué
locura, no puedo creerlo.
El: Es
real, nos veremos en unas horas.
Ella:
¿Qué llevarás puesto? ¿Cómo te reconozco? ¿Dónde nos veremos?
El: Cálmate,
una pregunta a la vez jaja.
Ella:
¡Responde, no es chiste!
El: Sueter
blanco, jeans, gorro blanco... ¿Podemos vernos en el parque del que me
hablaste?
Ella: ¿El
que está aquí cerca de donde vivo?
El: Sí,
ese.
Ella:
¿Cómo sabrás cómo llegar aquí?
El: Preguntando,
supongo, después me las arreglo, es lo de menos.
Ella: ¿Es
en serio todo esto?
El: Amor,
estoy montado en un tren; escuchaste mientras compraba el boleto; casi que me
reservaste la habitación del hotel; ¿Te queda alguna duda?
Ella: Es
que es tan surrealista; esto no pasa; no a mi.
El: Está
pasando. Ahora dime: ¿cómo te reconoceré?
Ella: ¡Ni
siquiera sé qué ponerme!
El: -En voz baja- Mujeres...
Ella:
Cállate, te escuché.
El: Jajajaja
perdón, perdón. ¡Ya dime!
Ella: ¡No
lo sé! -Se
levanta, busca entre su ropa- ¡No
tengo nada para ponerme!
El: Qué
exagerada, algo ha de haber; sino así mismo como estés.
Ella:
¡¿Qué?! No, estoy en pijama, Angel.
El: No
me importa lo que lleves puesto, me importa que seas tú. ¡Quiero verte ya!
Ella: Ya,
después veré; mientras busco, dime qué ves.
El: El
cielo...
Ella:
¿Cómo está? Descríbelo para mi.
El: Azul,
con pocas nubes... Tienes que verlo, le tomaré una foto.
Ella:
Tómate una foto a ti también.
(Le toma la foto a la ventanilla y una a él con los ojos cerrados con
fuerza y sacando la lengua)
El: Ya
está, salí feo, ya no me vas a querer.
Ella: Jajaja
¡Quiero verla!
El:
Quiero una foto juntos. No, ¡quiero MUCHAS fotos juntos!
Ella: Qué
vergüenza que me vean contigo, mejor no jajaja.
El:
Jajaja ok. ¡Me quiero bajar del tren, el amor de mi vida ya no me quiere ver!
Ella: ¡Cállate,
loco! Qué idiota eres, ¡qué idiota!
El: Tú
te lo buscaste jajaja.
Ella: ¿Cuánto
falta?
El: No
lo sé, no mucho, supongo...
(Pasadas unas horas el tren se detiene, él se baja y busca su equipaje)
El: ¿Dónde
puedo alquilar un auto? No te sacaré a pasear en bus jajaja
(Ella le dice el sitio, él para un taxi y va por un auto; luego empieza
a conducir a la casa de ella)
El:
¿Dónde era?
Ella: ¿Dónde
estás?
El:
Jajaja no tengo idea. Espera, ya sé.
(Para otro taxi y le indica la dirección a donde va para que lo guíe)
El: Soy
un genio; le dije a un taxista que me conduzca hacia allá.
Ella: ¡Y
yo aún no sé qué ponerme!
El: Estoy
cerca.
Ella: ¡¿Qué?!
¡¿Ya?!
El: Sí,
pero antes tengo que comprar una cosa, tienes tiempo.
Ella: ¿Qué
cosa?
El: ¿Qué
te importa? Jajaja no te quiero decir.
Ella: ¡Dime!
El: Ehmm,
nada, nada, ya voy para allá.
Ella: Hmmm
ok.
(Se detiene en una floristería y compra la rosa más bella del lugar)
Ella:
¿Qué es eso que se oye? ¿Dónde estás?
El: Nada,
ya voy en camino.
Ella: ¡Nunca
me dices nada!
El: Ya tendrás
oportunidad de golpearme por eso jaja.
Ella: Sí,
es lo primero que haré.
El: ¡Escucha!
Pon atención.
Ella: ¿Qué?
(Le sube el
volumen al radio del auto; se oye "just the way you are" - Bruno
mars)
El:
When I see your face...
Ella: ¡Te
odio! Cantas feo, cállate.
El: No
me importa, canta conmigo.
Ella: No,
eres demasiado tonto jajaja.
El:
Estoy en el hotel que me dijiste. ¿Ahora hacia dónde?
(Ella le indica la dirección y él llega a la puerta de la urbanización,
donde habla con el vigilante)
El: Buenas
tardes.
Vigilante: Sí, ¿qué se le ofrece?
El: Vengo
a ver a Andrea Gutierrez. Casa número 10.
Vigilante: Ok, pasa.
El:
Gracias.
Ella:
¡Dios!
El:
Dios no; Angel, por favor.
Ella:
Imbécil jajaja.
El: Ya
estoy afuera, no sé qué casa es la 10, así que iré al parque.
Ella:
Espérame ahí.
El: Estoy
nervioso, ya no quiero jajaja.
Ella:
¡Vete, pues!
El:
¿Después de todo lo que recorrí? Estás loca.
Ella: Ya
estoy lista, voy para allá, ¿ya puedo colgar?
El:
¡No! Quiero verte llegar hablando por teléfono.
Ella:
Jajaja ¿por qué?
El:
¿Qué haré mientras vienes? Hablarte me calma.
Él está sentado en uno de los bancos del parque impaciente por verla y
escondiendo la rosa detrás de sí.
No para de reírse de los nervios por el teléfono y no puede evitar mirar
hacia las casas a cada segundo para verla llegar. De pronto ve que alguien se
acerca; una chica de cabello largo y castaño. La chica está sonriendo y
sosteniendo un teléfono. Ella lo mira y baja la cabeza riendo de los nervios.
Los dos se sonrojan. Él se levanta y va hacia donde está la chica.
Ella:
¿Hola? Jajaja qué locura, en serio.
El: Wow...
Ella:
¿Qué? Cállate, estoy demasiado nerviosa.
El: ¿En
serio eres tú?
Ella:
Duh, tonto.
El: Eres
demasiado hermosa.
Ella:
¡Cállate!
El: Tengo
algo para ti.
(Saca la rosa y se la entrega mirando fijamente sus ojos mientras ella
casi no puede sostenerla de los nervios)
Ella:
Gracias... Qué hermoso.
El: No
podía llegar con las manos vacías.
Ella: ¿Nos
sentamos? Creo que tenemos demasiado de qué hablar...
El: Claro,
vamos.
(Se sientan en el banco donde él esperaba en un principio y comienzan a
hablar. Ninguno de los dos puede creer que el otro esté así; tan cerca)
El: Ven,
vamos a los columpios.
(La toma de la mano y van corriendo como niños; se sientan a seguir
conversando)
Ella:
Dime, ¿soy como imaginabas que sería?
El: No...
Eres aún más perfecta... A ti puedo tomarte de la mano y ver cómo te sonrojas
cuando te ríes.
Ella: Cállate.
(Lo suelta y se cubre la cara con sus dos manos. El rie tiernamente al
ver que se ruborizó por lo que dijo. Toma una de sus manos y empieza a jugar
con sus dedos. Ambos se miran. Él le aparta el cabello de la cara rozando
suavemente sus mejillas y ella toma su mano. Ambos sonríen, no pueden
creerlo...)
Ella:
Quiero ver la foto que le tomaste al cielo y la tuya.
El:
Listo, pero no puedes burlarte de mí.
Ella:
Trataré, pero sé que saliste muy feo.
(El saca la cámara y le enseña las fotos. Ella se queda mirando la foto
de él con ternura y una sonrisa se forma en su cara)
El: Ya
viste, jaja devuélveme la cámara.
Ella: No,
sonríe.
(Ella apunta la cámara hacia él y le saca una foto)
El: Ey,
tenemos que salir los dos, sino no vale.
Él se levanta y toma la cámara; se inclina detrás de ella poniéndose a
un lado y enfoca la cámara hacia los dos. En eso, sin querer, sus mejillas se
rozan y él se aleja un poco para voltear a mirarla. Ella hace lo mismo y se
miran mutuamente. Él se acerca y cierran los ojos. Roza sus labios con los de
ella y empieza a besarla a lo que ella responde. Fue el beso más hermoso, el momento
más hermoso en la vida de ambos. Al darse cuenta de lo que estaba pasando, se
separan un poco y se abrazan. No quieren que ese momento se termine.
Ella, tartamudeando y casi sin poder hablar de los nervios, finalmente
dice: ¿Y la foto..?
El:
Claro, la foto...
Ambos sonríen y él toma la foto. Se queda admirándola unos segundos y,
sin quitarle los ojos de encima a aquella cámara, toma la mano de ella y la
aprieta suavemente.
Él despierta
con lágrimas en los ojos, le da un golpe a la almohada y se vuelve a dormir...
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