domingo, 23 de junio de 2013

—Hubiera sido mejor que volvieras a la misma hora 
de ayer—dijo el zorro—. Si vienes, por ejemplo, 
a las cuatro de la tarde, te estaré esperando desde 
las tres y cuanto más se aproxime la hora de la 
cita, más feliz me sentiré. Y para las cuatro me 
sentir sumamente inquieto por verte y descubriré 
entonces lo que vale la felicidad. Pero si vienes 
a horas distintas no sabré cuándo empezar a 
preparar mi corazón…
Los ritos son imprescindibles.

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